La familia es el escenario preciso para gestionar las emociones hacia el bienestar, el fortalecer la convivencia nos ayudará a vivir en armonía. La sana relación comienza por construir diálogo, acceso y participación, entre los miembros de la familia, con un enfoque en lograr establecer una comunicación respetuosa fomentada y promovida diariamente.
Según la psicóloga Viviana Ríos, para orientar la comunicación familiar en los aspectos positivos de la convivencia, se debe establecer diálogos abiertos con todos los miembros de la familia, realizar preguntas, evitar en lo posible respuestas de si/no/tal vez. Lo más importante es no juzgar y ni interpretar, escuchar atentamente para comprender y responder con lenguaje respetuoso.
Es esencial el centrarse en el progreso de la sana convivencia familiar, ya que la coexistencia en bienestar se la aprende a diario y con el ejemplo de los padres. La psicóloga menciona, que es muy importante tener presente que la familia es el punto de referencia para los hijos, en ella aprenderán a dialogar, convivir en tolerancia con los demás y también van a adquirir asertividad.
¡Recuerden que, si se quiere ver cambios en los hijos, primero deben cambiar los padres!
Reflexión y auto / terapia
- Da siempre una explicación de tus sentimientos ante los determinados comportamientos que se suscitan en la familia, a fin de transformar las quejas en peticiones. Practica realizar conversaciones en primera persona
“Me siento _____ cuando _____ y desearía/ prefiero/necesito que _____”.
- Realiza críticas constructivas, ejemplo, “Me siento feliz cuando me ayudas y me siento molesto, cada vez que no me escuchas, por estar con tu celular”
Evita tener largas conversaciones o discusiones familiares, sin tomar ninguna decisión conjunta para llegar a una solución parcial o final. Enfócate solo en un tema, expresa necesidades y conduce a lograr conclusiones familiares conjuntas.